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Mostrando las entradas de marzo, 2020

El Samurai y los Tres Gatos

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El Samurai y los Tres Gatos Un Samurai tenía problemas a causa de un ratón que estaba decidido a compartir su habitación con él. Alguien le dijo: Necesitas un gato. Buscó uno en el vecindario y lo encontró: era un gato impresionante, hermoso y fuerte. Pero el ratón era mas listo que el gato y se burlaba de su fuerza. El Samurai adoptó un segundo gato muy astuto. Desconfiado, el ratón sólo aparecía cuando aquel se dormía. Entonces le trajeron al Samurai el gato de un templo zen. Tenía aspecto distraído, era mediocre y parecía siempre soñoliento. El Samurai pensó: no será éste el que me librará del ratón. Sin embargo, el gato, siempre soñoliento e indiferente, pronto dejo de inspirar precauciones al ratón, que pasaba junto a el sin apenas hacerle caso. Un día, súbitamente, de un zarpazo, lo atrapó.

Historia Verídica - Julio Cortázar

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Historia Verídica Julio Cortázar A un señor se le caen al suelo los anteojos, que hacen un ruido terrible al chocar con las baldosas. El señor se agacha afligidísimo porque los cristales de anteojos cuestan muy caros, pero descubre con asombro que por milagro no se le han roto. Ahora este señor se siente profundamente agradecido, y comprende que lo ocurrido vale por una advertencia amistosa, de modo que se encamina a una casa de óptica y adquiere en seguida un estuche de cuero almohadillado doble protección, a fin de curarse en salud. Una hora más tarde se le cae el estuche, y al agacharse sin mayor inquietud descubre que los anteojos se han hecho polvo. A este señor le lleva un rato comprender que los designios de la Providencia son inescrutables, y que en realidad el milagro ha ocurrido ahora.

Los Gatos de Ulthar - H.P. Lovecraft

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Los Gatos de Ulthar H.P. Lovecraft Se dice que en Ulthar, que se encuentra más allá del río Skai, ningún hombre puede matar a un gato; y ciertamente lo puedo creer mientras contemplo a aquel que descansa ronroneando frente al fuego. Porque el gato es críptico, y cercano a aquellas cosas extrañas que el hombre no puede ver. Es el alma del antiguo Egipto, y el portador de historias de ciudades olvidadas en Meroe y Ophir. Es pariente de los señores de la selva, y heredero de los secretos de la remota y siniestra África. La Esfinge es su prima, y él habla su idioma; pero es más antiguo que la Esfinge y recuerda aquello que ella ha olvidado. En Ulthar, antes de que los ciudadanos prohibieran la matanza de los gatos, vivía un viejo campesino y su esposa, quienes se deleitaban en atrapar y asesinar a los gatos de los vecinos. Por qué lo hacían, no lo sé; excepto que muchos odian la voz del gato en la noche, y les parece mal que los gatos corran furtivamente por patios y

El Pueblo de los Gatos - Haruki Murakami

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El Pueblo de los Gatos  Haruki Murakami El joven viajaba solo, a su gusto, con una única maleta como equipaje. No tenía un destino. Se subía al tren, viajaba y, cuando encontraba un lugar que le atraía, se apeaba. Buscaba alojamiento, visitaba el pueblo y permanecía allí cuanto quería. Si se hartaba, volvía a subirse al tren. Así era como pasaba siempre sus vacaciones. Desde la ventana del tren se veía un hermoso río serpenteante, a lo largo del cual se extendían elegantes colinas verdes. En la falda de aquellas colinas había un pueblecillo en el que se respiraba un ambiente de calma. Tenía un viejo puente de piedra. Aquel paisaje lo cautivó. Allí quizá podría probar deliciosos platos de trucha de arroyo. Cuando el tren se detuvo en la estación, el joven se apeó con su maleta. Ningún otro pasajero se bajó allí. El tren partió inmediatamente después de que se hubiera bajado. En la estación no había empelados. Debía ser una estación poco transitada. El joven atravesó el

Destinitos Fatales III - Andrés Caicedo

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Un hombrecito va por allí caminando fresco, cargando un libro de Mr. Edgar Allan Poe que pesa 5 kilos. De pronto un gordo lo ve pasar y se acerca y le pregunta:  - Dígame, ¿no le molesta andar con ese libro tan pesado parriba y pabajo?  El hombrecito, que es muy bondadoso y un poco ingenuo, no se da cuenta que el gordo se quiere burlar de él, y por eso piensa antes de contestar, para darle la respuesta exacta; y ella es:  - Lo que pasa es que desde hace un tiempo para acá me di cuenta que yo vivo mi vida montado en un globo, y el libro de Edgar me sirve de lastre. Lastre para no elevarme tanto, para no ir a parar a una región desconocida, habitada por gente que a lo mejor no me gusta, que no conozco. Además la persona que más supo de globos en el mundo fue mi amigo Edgar. Y el gordo al oír eso se le ríe en la cara. Y el hombrecito comprende ahora y se pone muy triste. Y la tristeza le dura cinco días. Hasta que se encuentra en una película una actriz americana de la que se

Destinitos Fatales II - Andrés Caicedo

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Un empleado público se monta a las 2 del día en su bus de todos los días, paga, registra, y para su satisfacción queda un puesto por allá , se dirige al asiento vacío sin ver a nadie conocido, pero para qué conocidos a esta hora y con este calor, así que el empleado público en lo único que piensa es en el almuerzo que su mamá le tiene cuando llegue a casa en la siestesita de 5 minutos, en el sueñito que sueñe, y por pensar en eso ni se ha dado cuenta que este bus en el que se ha montado no para cada 4 cuadras ni para en ninguna parte, y cuando cae en la cuenta el hombrecito lo que hace es apretar las manos que le sudan pero nada más ,o tal vez voltear a mirar a los pasajeros, todos hombres, una mujer en la última banca vestida de negro, todos de piel oscura y por que ser que todos están así de flacos y por que a todos se les ve el hambre en la cara, por que, sobre todo el chofer cuando voltea la cara y lo mira a él. Y da la señal. Entonces el bus para y todos se le van encima,

Del Rigor en la Ciencia - Jorge Luis Borges

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Del Rigor en la Ciencia Jorge Luis Borges En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección que el mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad, y el mapa del Imperio, toda una Provincia. Con el tiempo, estos Mapas Desmesurados no satisficieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él. Menos Adictas al Estudio de la Cartografía, las Generaciones Siguientes entendieron que ese dilatado Mapa era Inútil y no sin Impiedad lo entregaron a las Inclemencias del Sol y los Inviernos. En los desiertos del Oeste perduran despedazadas Ruinas del Mapa, habitadas por Animales y por Mendigos; en todo el País no hay otra reliquia de las Disciplinas Geográficas.

Nueva York, Ciudad de Cosas Inadvertidas - Gay Talese

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Nueva York, Ciudad de Cosas Inadvertidas Gay Talese Nueva York es una ciudad de cosas inadvertidas. Es una ciudad de gatos que dormitan debajo de los coches aparcados, de dos armadillos de piedra que trepan la catedral de San Patricio y de millares de hormigas que reptan por la azotea del Empire State. Las hormigas probablemente fueron llevadas hasta allí por el viento o las aves, pero nadie está seguro; nadie en Nueva York sabe más sobre esas hormigas que sobre el mendigo que toma taxis para ir hasta el barrio del Bowery, o el atildado caballero que hurga en los cubos de la basura de la Sexta Avenida, o la médium de los alrededores de la calle 70 Oeste que afirma: “Soy clarividente, clariaudiente y clarisensual”. Nueva York es una ciudad para los excéntricos y una fuente de datos curiosos. Los neoyorquinos parpadean veintiocho veces por minuto, pero cuarenta si están tensos. La mayoría de quienes comen palomitas de maíz en el Yankee Stadium deja de masticar por u

La Muerte del Reloj - Cuento Judío

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La Muerte del Reloj Cuento Judío   En una pequeña aldea de Lituania, vivía un hombre muy ambicioso y muy avaro. Se llamaba Reb Mendl, quien jamás le hacía un favor a nadie. Un día su vecino, luego de muchos intentos, logró convencerlo para que le prestase un candelabro de plata. Es que tenía un invitado para la víspera del Shabat y quería halagarlo. Al final, pero de muy mala manera, Reb Mendl accedió. Al concluir el Shabat, el vecino llevó el candelabro a la casa de su dueño, pero: ¡Gran sorpresa! Este tenía amarrado un pequeño candelabro. "¿Qué es eso?" - preguntó asombrado Reb Mendl. "Al candelabro le nació su primogénito, y como es tuyo el candelabro, es muy justo que te lo entregue con el pequeño" ­contestó el vecino. Reb Mendl, sin pensar si un candelabro podía dar nacimiento a otro, solo agradeció la honestidad del vecino, aceptando el pequeño candelabro. Pasó una semana, y el vecino fue a la casa de Reb Mend