La Muerte del Reloj - Cuento Judío



La Muerte del Reloj





Cuento Judío 



En una pequeña aldea de Lituania, vivía un hombre muy ambicioso y muy avaro. Se llamaba Reb Mendl, quien jamás le hacía un favor a nadie.

Un día su vecino, luego de muchos intentos, logró convencerlo para que le prestase un candelabro de plata. Es que tenía un invitado para la víspera del Shabat y quería halagarlo. Al final, pero de muy mala manera, Reb Mendl accedió.

Al concluir el Shabat, el vecino llevó el candelabro a la casa de su dueño, pero: ¡Gran sorpresa! Este tenía amarrado un pequeño candelabro.

"¿Qué es eso?" - preguntó asombrado Reb Mendl.

"Al candelabro le nació su primogénito, y como es tuyo el candelabro, es muy justo que te lo entregue con el pequeño" ­contestó el vecino.

Reb Mendl, sin pensar si un candelabro podía dar nacimiento a otro, solo agradeció la honestidad del vecino, aceptando el pequeño candelabro.

Pasó una semana, y el vecino fue a la casa de Reb Mendl a pedirle prestada una copa de plata. En esta ocasión Reb Mendl con gusto se la prestó.

Al pasar el sábado, el vecino trajo la copa con una más pequeña, amarrada a ésta.

"Es el hijito que le nació" - le dijo el vecino.

"¡Mazal Tov!" - exclamó Reb Mendl, y aceptó la copa con una gran sonrisa y muchos agradecimientos. "¿En qué más le puedo ayudar?" - le dijo amablemente a su vecino.

"Nada para la casa, sino para mí. Tengo cita con el alcalde a una hora muy exacta y me sería de mucha utilidad un reloj" - contestó el vecino.

Reb Mendl se quitó su reloj de oro con su cadena y se lo entregó a su vecino. Este, muy agradecido, se fue.

Pasaron algunos días y no había señas del vecino. Reb Mendl muy preocupado se dirigió a su casa.

"Vengo por mi reloj" - dijo Reb Mendl.

"Lo siento mucho, pero su pobre reloj ha muerto" - le dijo el vecino.

"¿Cómo es eso de que ha muerto? Es imposible que un objeto sin vida fallezca." - gritó lleno de rabia Reb Mendl.

"No tiene por qué enojarse. Si un candelabro puede tener hijitos, y una copa dar a luz copitas, no hay por qué asombrarse si un reloj con cadena muere. ¿No cree usted?"

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